domingo, 13 de febrero de 2011


La mirada aun conserva el brillo que otorga vida.
Sin embargo tiene un punto enervado,
ojos azules. Acerados.

El cabello rizado. De un tono ámbar.
Cae en cascada por sus hombros.

Ella camina por las calles de la ciudad.
Camina y camina, sin un propósito concreto.

Anochece sobre esta oquedad y la oscuridad lo tiñe todo mientras cientos
de luces arropan a Beth.

Beth a llorado.

Beth se siente sola.

Tiene miedo.
Ansiedad.
La ansiedad se le come los puños por las tarde cuando anochece...
Por eso sale a caminar sin rumbo fijo.
Ella y su música.
Su reproductor de música, la ciudad por en medio, la vastedad que otorga lo inmenso
y ella.
Cuando a caminado suficiente,
Beth coge el autobus numero 34.
Se monta en él y sube hacia su barrio,
mas tranquila pero sola, tremendamente sola...
preguntándose, demasiadas cosas
sin respuesta.

3 comentarios:

Una Resaca Cualquiera dijo...

Esperemos que encuentre respuestas pronto
Te sigo para estar atento a tus novedades!

E * dijo...

Beth podría ser yo...

Amigo, leé mi última entrada!
Es increíble la sincronización y conexión, a pesar del oceáno que separa. Más cerca no podríamos estar *

Un beso o 2 !

Rossina dijo...

Qué bueno que a Beth no la detiene esa vastedad de la gran ciudad.
He sido tantas veces ella...