Me miras,

te miro de soslayo...

Vas a pronunciar la fatalidad sin abrir la boca, así que mejor, no hablas.

Te tomas el café con leche, yo rebaño azarosamente mi cacaolat preguntándome

si no sería mejor abrirme, irme, volar...

pirarme.

pero hay según que hombres, según que personas, que somos masocas.

Aún así, te respeto...

Me respetas...

Somos amigos,

claro.

Así que en mi universo se dibujan otras caras...

otros rostros...

Que no sé por qué coño no se acaban de dilucidar del todo.

Me gusta tan poco andar solo,

reírme de las paridas solo,

acabar los onanismos solo...

Hacerlo todo de modo tan “single”...

joder! Vale ya!...

Eso sí, lo que voy haciendo, con mayor o menos gracia,

es parapetarme tras un muro que me proteja de daños irreversibles,

de eso que decía al principio...

de fatalidades no pronunciadas, o de balas a medio camino..

de estas cosas,

que nos hace tan humanos.