He pensado bastante, hoy a lo largo del día he pensado bastante...

cómo de costumbre,

y te he pensado mientras tomaba el café con leche,

mientras caminaba por la calle Fontanella y el sol caía casi oblicuo

y acertaba a cegarme el camino.

Y yo escuchaba Sakamoto y mi mente seguía hecha un enjambre de miles de abejas,

zumbando, juntas,

irreversibles,

sin hallar un hilo conductor concreto, simplemente cantando su música que se

acoplaba al piano de mi compositor de piano, del que a veces pienso que no toca,

si no que acaricia las teclas, y las hace volar.

Decía qué te pienso a menudo...

por la mañana, por las tardes, en las noches insomnes...

incluso cuándo te veo, nos miramos y crees qué en realidad estoy hablando de cualquier

cosa trivial.

Porqué todo eso es así, todo se reduce a vueltas concéntricas, y más vueltas...

porqué no atinamos a chocar cómo chocan dos planetas en una “supernova” preciosa..

dejando luces increíbles y vaporosas..

Es así pensar y volver a pensar y todo queda atrapado en eso ...

y su condena...

en su peso

en su gravedad...

pero yo aún así te seguiré pensando.